martes, 5 de agosto de 2025

CARTA ABIERTA AL NUEVO ALCALDE DE BÉJAR

 CARTA ABIERTA AL NUEVO ALCALDE DE BÉJAR

Se acaba de producir el relevo en la alcaldía de Béjar, a través de una moción de censura y dentro de los procedimientos legales previstos. Los relevos, en estas condiciones, no son nunca agradables y solo la suma de irregularidades y de despropósitos del alcalde cesante explican que este hecho se haya producido.

A los que dejan el equipo de gobierno, a pesar de todas las discrepancias, hay que agradecerles los mayores o menores esfuerzos que hayan realizado (y que deben seguir realizando en la oposición) en pro de la ciudad de Béjar. Queda dicho.

A partir de hoy, es al nuevo equipo de gobierno a quien hay que pedir que lleve a la práctica las ideas que quiere defender. Por eso esta carta abierta al nuevo alcalde.

En primer lugar, mis felicitaciones y mis deseos de que el tiempo que queda de legislatura sea provechoso para el nuevo equipo; porque, si lo es para ellos, lo será también para todos los ciudadanos, que es lo que a todos más importa.

A Antonio Cámara, el nuevo alcalde, le asisten su preparación y su dedicación desde siempre a asuntos de tipo social. Por ahí, las comparaciones, si es que hay que hacerlas, resultan odiosas. Pero no se trata solo de preparación técnica, sino también de carga ideológica, esa que (cuando la hay) nos sostiene y nos orienta en los actos de cada día. Y Antonio Cámara y su equipo vuelven a las responsabilidades de gobierno desde la ideología socialista. Sí, sí, desde la ideología socialista. Resulta obvio, pero hay que recordarlo: no es lo mismo tener intereses que tener ideología. Y, a buen entendedor, pocas palabras.

A mi modo de ver, esta ideología consiste en el desarrollo de un esquema tan escueto y simple como este:

1.      Cuando nacemos, solo tenemos en común la desnudez. Todo lo demás (amparo, sociedad, familia, medios...) ya nos diferencia.

2.      Si en la vida no partimos en igualdad de condiciones, todo lo demás resulta ser una espantosa mentira, y tenemos el deber de mejorar y de corregir esa desigualdad continuamente.

3.      Durante el desarrollo de la vida, el esfuerzo de cada persona es diferente. Resulta de justicia también reconocer esos esfuerzos desiguales y premiar proporcionalmente al que más empeño ponga.

4.      Nadie puede negar que, antes que nada, se debe producir la igualdad de oportunidades y solo después se produce el esfuerzo individual diferente.

5.      Una ideología socialista debe entender, por ello, que sus esfuerzos mayores deben volcarse en mantener esa aproximación a la igualdad de condiciones en todo momento. Por eso hay que pedir más a quien más tiene y dar más a quien más lo necesita.

6.      En consecuencia, las decisiones diarias deben marcarse en esa dirección. Para eso está la planificación y el concepto de comunidad, que se debe tener y que se tiene que describir sin complejos en el programa.

7.      A partir de ahí, vendrán los proyectos concretos y las decisiones de mayor y de menor alcance en la práctica diaria.

Parece un esquema como para andar por casa, pero creo que recoge las ideas principales de lo que entendemos por socialdemocracia.

Como el nuevo alcalde y su equipo comparten esta ideología, estoy seguro de que la comunidad entenderá por qué se toman las decisiones que se tomen en cada momento y la ciudad tendrá un rumbo concreto y visible.

Por lo demás, deseo que el azar os sea favorable y que siempre tengáis presentes las ideas que defendéis, por encima de enfrentamientos personales, que a poco o a nada conducen.

A los ediles que componen el ayuntamiento es a quienes más debemos exigir un buen comportamiento personal y colectivo. A los ciudadanos nos compete también desarrollar una actitud cívica que beneficie a la comunidad. Es tarea de todos y en ello debemos estar. Contad conmigo y pedid a los ciudadanos que aporten su granito de arena. Entre todos haremos que la ciudad funcione algo mejor.

Suerte en esta nueva etapa a todos.

Antonio Gutiérrez Turrión

miércoles, 30 de julio de 2025

NO TENGO DE QUÉ HABLAR

 

NO TENGO DE QUÉ HABLAR

No tengo de qué hablar desde hace días

y estoy en colisión con las palabras.

Habíamos rubricado un justo acuerdo

según el cual yo había de presentarles

un tema al que intentar ponerle cara:

lo que el día nos prestara para hincarle

el diente; y a su vez ellas prestarse

a vestirlo con traje presentable.

Pero tengo calor y a mí estas cosas

me sacan sin querer de mis casillas.

Sé que hay cosas por ahí, por esos mundos,

esperando que yo vaya a buscarlas

y sé también que hay otras más lejanas

que me traen el sabor de la nostalgia:

se han ido y ya no debo repetirlas

en la forma que muestran las palabras.

 

Tenéis que perdonarme, hoy no es el día

y prefiero tal vez ser simple cómplice

del sosiego, el reposo y el silencio.

miércoles, 23 de julio de 2025

TÍTULOS ACADÉMICOS

 

TÍTULOS ACADÉMICOS

La velocidad con la que se suceden los acontecimientos hace que, durante el curso normal, no tengamos tiempo de detenernos en asuntos que se esconden y que pasan de perfil, a pesar de que suponen actitudes escandalosas. Luego llegan los tiempos muertos y el verano, esos momentos en los que parece que todo se detiene, y salen a la luz muchos trapos sucios, que sirven también a los medios de comunicación para agarrase como los perros a un hueso y para llenar las páginas durante la calma chicha del sol y de las moscas.

Resulta que anuncian los periódicos que una tal Noelia Núñez, joven vicesecretaria del PP, se tenía inventado un currículo extenso que, en realidad, estaba vacío casi del todo: había empezado hasta tres carreras y no había terminado ninguna. Y la han pillado con el carrito del helado.

El caso tal vez es más frecuente de lo que parece y viene a resumir todo un conjunto de variables que intervienen en ello; desde asuntos políticos hasta universidades de medio pelo, desde redes sociales hasta cunas económicas... Apariencias, apariencias y más apariencias.

Las generaciones pasan y los tiempos cambian; por eso no es bueno juzgar sin tener esto en cuenta. Pero no es menos cierto que las comparaciones son inevitables y que todo en la vida tiene ese poso de relación y de comparación.  Alguna vez habría que revisar ese sambenito que tiene el “y tú más”, porque será siempre inevitable, por más que siempre debiera ser relativo.

El caso es que esta niña pija del PP podría aprender de uno de sus antecesores, Pedro Casado, quien tardó diez años para superar algún curso universitario y, cuando tenía un puesto importante en su partido, remató toda la carrera en unos meses. Así borraría la mancha que estropea toda su página curricular.

Los hijos de los más pobres de los pobres tuvimos la suerte, en los años setenta, de que se habían abierto unas becas, llamadas becas-salario, que aseguraban la posibilidad de que los más aplicados, si se esforzaban, podían acceder a los estudios universitarios, pagar sus matrículas y reintegrar a sus familias parte del dinero sobrante (becas-salario). Por supuesto, se exigían unas notas determinadas y nadie se podía descuidar en perder ni una asignatura ni un curso. Y ahora nos vienen estos con todas estas patrañas. No hay derecho.

No se trata de santificar los títulos, pero tampoco de degradarlos hasta igualarlos a la nada. En las paredes de mi habitación cuelgan tres títulos expedidos por la Universidad de Salamanca con mi nombre. No tengo que ir exhibiendo por ahí nada, pero tampoco tengo que pedir perdón por ello.

Y ahora, traslademos el asunto a la representación social. Todo el mundo tiene derecho a ser elegido para esta labor, pero habría que cuidar un poco la hoja de servicios, por lo menos por parte de los aspirantes. Si no se hace, luego nos sucede lo que nos sucede, que a uno lo pillan con carrera conseguida misteriosamente en seis meses, a otra la descubren con varias intentonas académicas, pero todas fallidas y a otros los ascienden de porteros de casa de dudosa reputación a consejeros ministeriales. En todos los sitios cuecen habas.

Debe de ser que esto de la universidad y de los títulos anda también con la resaca veraniega y se divierte de festival en festival, como si todo siguiera sujeto a la representación y al jolgorio público general. Las reflexiones académicas han sido sustituidas por las aportaciones de una manada de analfabetos influencers que mueven el mundo de los instintos a ritmo de Tik Tok y de instagram (perdónenme los extraordinarios divulgadores académicos a los que no hay más que agradecerles su labor y darles las gracias). Y así, todos bailando y fumados en un mundo sicodélico y gaseoso. Tendrá que ser así.

martes, 22 de julio de 2025

PREGUNTAS RETÓRICAS

 

PREGUNTAS RETÓRICAS

 

¿De qué hablar sin gritar y dando espacio

a que la voz encuentre un compás dulce

y no se vuelva lloros o lamentos

como agua que se ahoga en los torrentes?

¿Del cruel genocidio en Palestina?

¿Del blando disolvente que deshace

 las bases de esta extraña sociedad?

¿Del tedio de las horas en verano,

con el sol que retrasa hasta el olvido

los sueños y aminora los espacios?

¿De la pobreza gris de las palabras

buscando hacer del tiempo lo que el tiempo

siempre dejó en las manos del azar?

¿De la muerte que acecha y no da tregua?

¿De la inútil contienda de la arena

con la espuma del mar en sus orillas?

¿Del tiempo y del espacio como agentes

de todo lo que ocurre en la memoria?

¿Del nombre de la rosa? ¿De su aroma?

¿De todo lo que fuiste y ya no eres?

¿De ti como refugio y plenitud

en donde ser y estar se reconocen?

¿De mí mismo, que, al fin, soy todo esto

y sé que soy el fuego que me salva?

¿Del silencio, del cero, del olvido

al que me acerca pura la palabra?

 

Es dura la labor y vasto el campo;

pero he de ir a ellos, aunque, acaso,

provoque mi derrota en el intento.

martes, 15 de julio de 2025

ÉTICAS

 

ÉTICAS        

Termino la lectura de uno de esos libros que me dejan huella y ventanas abiertas para la consideración y para la opinión. Se trata de El loco de Dios en el fin del mundo, de Javier Cercas. En sus casi 500 páginas y a través de numerosas consideraciones y diálogos, consigue entrañarse en los elementos esenciales del catolicismo y de su estructura vaticana.

Las religiones en general incorporan en su esencia la presencia o la ausencia de premios y de castigos según el comportamiento de sus fieles. La católica promete nada menos que una vida eterna y feliz como continuación de esta tan llena de dificultades y de dudas: «Gimiendo y llorando en este valle de lágrimas». «Bienaventurados los limpios de corazón porque ellos verán a Dios». El proceso histórico no se explica sin la presencia de esta idea y de su aplicación; hasta el punto de que no es extraño que parezca una suma de preceptos que terminan casi dando miedo. La jerarquía y el poder civil bien se han aprovechado de esta situación para mantener bajo control a los fieles menos avezados, más dóciles y sumisos.

Pero la demostración racional de la existencia de esa vida posterior es sencillamente imposible. Solo es posible su admisión desde el mundo de la fe. Embarcarse en una vida virtuosa con la espada de la recompensa o del castigo de la vida eterna parece sencillamente un chantaje continuo.

Hay una ética no religiosa, sino laica, que empuja a un buen comportamiento sin el horizonte del castigo o el premio de otra vida: «Bienaventurados los de limpio corazón, porque ellos ven a Dios». Se actúa porque está bien y es bueno, no por un premio o un castigo. El dios de esta ética es el bien en sí mismo, en la verdad de las cosas. Quizás el filósofo Kant es quien mejor lo explica.

¿Cuál de las dos éticas es superior, la laica o la religiosa? ¿Es posible la conjunción de ambas? La primera parece no necesitar de la segunda.

Pero ¿y los “locos” religiosos católicos que se embarcan en vidas de entrega a los demás, a los más necesitados, sin exigencias de ningún tipo, solo como imitación de aquel que sienten como ejemplo en esa entrega?

Conjugar el presente “ven” con el futuro “verán” no es malo, pero que no falte el presente “ven”.

Reproduzco aquí esta composición poética que sublima estas dos éticas. Tiene origen religioso, pero bien se puede entender en la ética laica también.

No me mueve mi Dios para quererte

el cielo que me tienes prometido,

ni me mueve el infierno tan temido

para dejar por eso de ofenderte.

 

Tú me mueves, Señor, muéveme el verte

clavado en una cruz y escarnecido,

muéveme ver tu cuerpo tan herido,

muévenme tus afrentas y tu muerte.

 

Muéveme, en fin, tu amor, y en tal manera,

que, aunque no hubiera cielo, yo te amara

y, aunque no hubiera infierno, te temiera.

 

No me tienes que dar porque te quiera,

pues, aunque lo que espero no esperara,

lo mismo que te quiero te quisiera.

Qué locura, qué revolución, qué maravilloso escándalo, qué transformación y qué ideales tan absolutos. Insisto: está pensado el soneto para la vida religiosa, pero se puede trasladar a la ética laica.

martes, 8 de julio de 2025

CRECIMIENTO / BIENESTAR

 

CRECIMIENTO / BIENESTAR

Cada uno contrasta sus pensamientos con todo aquello que hacen visible los pensamientos de los demás. Es la parte inevitable de comparación que existe en toda acción humana. Somos seres sociales y nada menos que ocho mil millones de ejemplares en este pequeño planeta. Y el contraste se establece, sobre todo, con aquellos hechos y opiniones que se hacen más frecuentes. Son los del día a día, aquellos que son más generales y que llegan al común de la comunidad, sobre todo a través de los medios de comunicación. En ese diálogo silencioso que uno establece con esas imágenes y con esas opiniones se deslizan enfados o asentimientos, como si de una discusión constante se tratara.

Para mi desgracia, me declaro muy alejado del común de esas imágenes y de esas opiniones; por ello, vivo en un casi constante enfado y me muestro protestón con mucho de lo que veo y leo.

Pero, de vez en cuando, descubre uno, en la lectura sobre todo, que alguien desarrolla un razonamiento que está próximo al que uno tiene. En esos casos, se siente reconfortado, descubre que no está solo y se toma un ratito de consuelo y de ánimo.

Leo en El futuro de Europa, obra de Antonio Turiel, estas palabras: «Dos de los pilares conceptuales más importantes del neoliberalismo económico son su fe absoluta en el libre mercado y su defensa a ultranza en el crecimiento» (pg. 112). Enseguida se afana en demostrar que ambos pilares son falsos y que ni existe el libre mercado ni el crecimiento continuo nos puede llevar a otra consecuencia distinta que no sea el caos.

Y, bien mirado, uno piensa que, en realidad, la experiencia se encarga de demostrarnos que esto es así de manera evidente y que el sistema tiene que terminar por agotarse en sí mismo y morirá de éxito, tal vez no tardando mucho.

Desarrollar este pensamiento no es objetivo de estas líneas. El autor lo hace muy bien en su libro, pero por hacer la idea visible. Estamos ya en días de pleno verano en esta piel de toro. Los calores aprietan. Las playas se hallan abarrotadas. Los hoteles, otro tanto. El empleo en el sector terciario ha crecido un montón. Aparentemente, todos tan contentos.

O no todos. Que pidan opinión a los vecinos de algunas ciudades y de ciertos barrios, completamente abarrotados de gente que parece (solo parece) contribuir con su actividad al crecimiento económico continuo. ¿Cómo no defender que el crecimiento tiene que ser regulado y orientado si no queremos que sea peor el remedio que la enfermedad?

Es solo un ejemplo, pero la lista podía crecer hasta casi el infinito.

De nuevo habla el autor: «El problema es que, dentro del marco teórico-conceptual del neoliberalismo, no crecer es tener problemas económicos y sociales graves: los créditos no se devuelven, las empresas quiebran, la gente pierde su empleo... Eso ha llevado a una identificación abusiva de crecimiento con bienestar que hoy en día es aceptada de manera acrítica y generalizada por la sociedad. Sin embargo, dado que los límites biofísicos que nos marca el planeta existen, el crecimiento perpetuo es imposible, y de hecho ya estamos en un momento histórico en el que el crecimiento no puede ya continuar por los diversos trastornos que está causando. Más aún: insistir en seguir creciendo ya no consigue mayor bienestar a la población, sino mayor empobrecimiento y degradación tanto social como como ambiental. El paradigma de esta degradación por crecimiento en la España de 2024 es la gentrificación y turistificación de las grandes ciudades, que las está convirtiendo en gigantescos resorts para turistas mientras expulsa a la población autóctona hacia la periferia, lo encarece todo y degrada sus condiciones de vida”.

Y así en todos lo que nos rodea.

Pero, venga, todos a la playa, a poner nuestro cuerpo en el medio metro cuadrado que nos puede quedar libre. Y llenemos las carreteras, y dejemos esas playas y ciudades costeras vacías medio año, y llevemos a sus trabajadores al subsidio de desempleo, y gastemos lo habido y por haber, y quejémonos al mismo tiempo de la destrucción del planeta, y bla, bla, bla.

martes, 1 de julio de 2025

AMANECE

 

 AMANECE

 

Amanece muy pronto en estos días

de finales de junio: es el verano.

La luz tiene más prisa por mostrarnos

todo lo que la noche nos oculta.

Llega la luz con prisas y con ella

se encienden los espacios, las medidas

se ufanan en sus límites, cual seres

que forman una a una lo creado.

Son árboles, son montes y son agua

y es fuego y claridad y luz rendida.

La melodía del mundo se acelera

para cantar más tiempo y su armonía

convoca a redimir todos los seres

en hermosa canción de plenitud.

 

Quiero sumarme al gozo y en su seno

cantar, agradecido, su canción.